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La Publicidad
El engaño de la publicidad
María Auxiliadora Miranda
Presentes en nuestra vida cotidiana desde el simple hecho de escuchar la canción más tierna y de significado más amoroso para cualquier persona, hasta el momento de aceptar la imagen de la cajetilla de cigarro. Se convierte en el mensaje subliminal más aterrador, pero menos insospechable a la percepción consciente en la mente del ser humano, pues este tipo de información se halla en cada una de las publicidades, anuncios, comerciales, películas, latas de cerveza, canciones en español o inglés. Al final, lo que menos importa es el idioma, sino el mensaje que nos transmiten.
Los individuos hemos perdido la capacidad de distinguir los mensajes que nos emiten los medios, que tienen como único objetivo vender un producto, independientemente de lo que produzca en la conducta de los sujetos, ya que la necesidad de estos es inducir a consumir dicho producto. Si nos hemos convertido en una sociedad de consumismo, enajenada y alienada a todo lo que captamos desde la comunicación de masa es porque los productos son creados para ser consumidos a ese nivel.
¿Cómo no pueden ser perceptibles a los sentidos del ser humano? Quizás es el simple hecho que fueron calculados para no ser atraídos a simple vista y sólo con un método concienzudo de que muchas personas se dan a la tarea de investigar se logra el efecto esperado de la causa que provoca que estos mensajes sean aceptados por la mayoría con la naturalidad en imágenes insospechables que parecen ser inofensivas.
En este momento el hombre puede ser retrospectivo para analizar lo reproducido en tantas imágenes, utilizadas en una innumerable cantidad de medios para lograr el comercio de éstas a través de la publicidad, que obvia los mensajes subliminales, porque sin éstos el producto no se movería a nivel mundial. Estoy segura que es una especie de hipnosis. Lo primero que se comenta es: “que publicidad más brutal, es fantástica”. Es justamente la reacción que esperan de un público ajeno al mensaje manipulador, persuasivo y convencedor de las miles de compañías que por todo el globo terráqueo no paran de fabricar para lograr su cometido.
Lo impresionante de todo esto es la captación y aceptación que tiene entre grandes y chicos, donde la inocencia e ingenuidad no cuenta con la edad, pues este factor no supone que sea perceptible o ignorado, entendido o no asimilado, consciente o inconsciente, pero ¿quién logrará librarse de estos mensajes subliminales? La respuesta es sencilla. Nadie.
El mundo va a seguir siendo así, cuanto más descubra el ser humano más querrá experimentar. Una y otra vez ambicionará dominar por cualquier medio a los demás, pues siempre hay un ser superior que lo domina todo aunque no lo podamos ver.