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Baile con serpientes
El Hedonismo en Baile con Serpientes
-Verónica Obregón-
La búsqueda del placer o al menos la complacencia del deseo ha trazado un sinnúmero de acontecimientos protagonizados por la pasión desmedida, la angustia y, en los casos extremos, por la muerte. Desde autores como Homero hasta los escritores de la actualidad hispanoamericana, Manuel Puig o Gioconda Belli, la mención del placer ha sido indispensable en sus relatos literarios, pues es el motor que impulsa al protagonista a obtener la victoria de la contienda iniciada, pero no es el placer asociado con la pasión amorosa la que trataremos en este intento de estudio crítico, sino el placer como principio de vida, como única finalidad del individuo. Esa Filosofía que fue impulsada en los primeros siglos de la civilización romana por sus grandes Emperadores y la clase preparada: El hedonismo, temática que nos interesa como aspecto característico del postmodernismo.
La influencia destructiva que pueda tener en la sociedad urbana es el enfoque que daremos a nuestro ensayo basándonos en el actante Eduardo Sosa de la novela “Baile con Serpientes” de Horacio Castellanos, con el propósito de afirmar que ésta variante es una salida negativa y desordenada que rompe con los esquemas actuales, ya que perturba al individuo, mostrando las causas y consecuencias que pueda traer en la axiología posmoderna.
La temática pretende ser una luz que explique el porqué de la respuesta caótica, indiferente e inhumana que las nuevas generaciones brindan a las instituciones y demás estructuras sociales. También, se plantearán conclusiones que nos ameriten respuestas positivas para contrarrestar la reivindicación de la doctrina hedonista que conlleva al hombre a una alineación o enajenación en sí mismo dentro de una colectividad que exige su porvenir y acción.
En el panorama que nos describe Horacio Castellanos en su novela “Baile con Serpientes” encontramos los rasgos constitutivos y las características propias de la ideología posmodernista. Desde un debilitamiento de historicidad hasta sus expresiones máximas, entre ellas el hedonismo. Ideología cuya definición ha sido causa de controversias entre sus intérpretes, ya que la ambigüedad de la palabra “placer” dificulta una concepción precisa que sea ajena al subjetivismo de su creador, por ello manejaremos el concepto psicoanalítico que nos brinda la Real Academia Española (1984: 23) de placer como “principio que, junto con el de la realidad, rige el funcionamiento mental en la medida en que tiende a la satisfacción inmediata de las pulsaciones sin tener en cuenta las consecuencias posteriores”
De igual forma, este término que proviene de la palabra griega “hedoné” (placer), ha sido parte de la filosofía de la vida que planteaban los romanos en la antigüedad. Sin embargo, encontramos diversas definiciones o direcciones del hedoné. Por ejemplo Epicuro, planteaba “que consiste en la serenidad de la ente, y que sólo puede alcanzarlo el hombre sabio que esté dispuesto a rechazar la gratificación inmediata en aras de una satisfacción permanente y tranquila” (1966: 61). Es decir que para cada cuota de satisfacción a recibir se medite la perdurabilidad del placer o el sufrimiento a futuro que causaría. Desde ésta perspectiva el Filósofo promueve el placer constante obtenido a través de la utilización de la razón “para examinar el daño o beneficio que siguen a cada una de nuestras apetencias y acciones” (htt://www.e-torredebabel.com;2006)
Por su parte, el diccionario de la Real Academia Española (1984;723) nos dice que es una “doctrina que proclama como fin supremo de la vida la consecución del placer”. A diferencia de la teoría y filosofía de Epicuro, esta concepción no expresa método o consejo para la obtención del hedoné, por lo cual, será el hedonista quien juzgará lo que le provee o no satisfacción, sin importar que esto sea de aprecio general.
En el personaje Eduardo Sosa, protagonista de la novela, no es difícil localizar estas cualidades del hedonismo en el espacio posmodernista en el que se desarrolla, ya que infringía con sus acciones sin preocuparse en los demás.
“Él buscaba en su saco de lona una botella vacía, cuando yo desenvainé mi navaja, la de la cacha color hueso, y de un tajo le rebané el cuello” (Castellanos, Baile con Serpientes:22)
En esta cita tenemos el primer eslabón de Sosa a la práctica de su búsqueda del placer. No premedita sus movimientos y actúa de forma espontánea, guiado por sus impulsos, sin pensar en las consecuencias perjudiciales que origina a sus cercanos. Al citar la teoría de Aristipo (1966;49) ésta nos plantea la particularidad del goce en el individuo quien se instruye en “sacar el mejor partido del momento fugaz”, o sea vivir intensamente la acción que es objeto de deleite.
En la narrativa de Castellanos, más adelante, se revela la adhesión casi inconsciente de Eduardo hacia el hedonismo como doctrina de vida. Durante el desfile consecutivo de los acontecimientos de pánico, caos y muerte, el gusanillo insaciable del hedoné evoluciona en Sosa desde su primera sensación de complacencia.
“Estuve como cinco minutos, sintiéndome don Jacinto, pensando que la navaja cacha color hueso que portaba en mi bolsillo había sido una especie de escalpelo gracias al cual había abierto tremenda hendidura para penetrar en el mundo que quería vivir” (Id:25)
El inicio o el seguimiento a la propia satisfacción del “súper yo” impera en el personaje desde que se considera apto para decidir e incidir en otros, en sentido de desquite, por sus vidas.
“Quise hacer mi buena acción del día, ayudar en algo a la limpieza ambiental. Detuve el auto donde la concentración humana era más apabullante. Les pedí a las muchachas que por favor salieran a dar una vuelta, me sentía abrumado, tenía ganas de permanecer un rato solo en la cabina” (Id:34)
Esto se muestra en situaciones similares. El protagonista Eduardo con sus “muchachas”, las serpientes; quienes agobiadas por el encierro, aburrimiento y monotonía, cada cual en sus respectivo ambiente; procuran ignorar lo establecido entre lo correcto e incorrecto. “Ésta doctrina (hedonismo) es egoísta e incoherente porque para encontrar el placer individual es indispensable el provocar en la sociedad angustia y dolor” (http://www.atomic-swerve.net;2006) afirmación que nos sustenta que este concepto es una salida negativa y desordenada que rompe con los esquemas de la sociedad moderna. Lo irónico es que el mismo conjunto social origina o es causante de este mal postmoderno.
Si es Sosa un iniciado hedonista ¿Qué fue lo que ocasionó su enajenación hacia la indiferencia, la frialdad, donde sólo importaba su satisfacción? ¿Cómo un sociólogo diplomado encuentra placer en la vida de los suburbios, en la podredumbre, pestilencia y en especial al asesinar masivamente a las personas?
Son importantes cuestiones a las cuales encontraremos respuesta en la siguiente entrega de este ensayo.